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Crítica de El regreso de Mary Poppins con Emily Blunt

CRÍTICA De El Regreso de Mary Poppins – 2018 – DIRIGIDA POR Rob Marshall – GUIÓN DE: David Magee. Basado en Mary Poppins de P.L. Travers y  Mary Poppins de Bill Walsh y Don DaGradi – PROTAGONIZADA POR: Emily Blunt, Lin-Manuel Miranda, Ben Whishaw, Emily Mortimer, Julie Walters, Colin Firth y Meryl Streep – PRODUCIDA POR Walt Disney Pictures, Lucamar Productions y Marc Platt Productions. – DISTRIBUIDA POR Walt Disney Studios Motion Pictures

54 años después de la película original, Mary Poppins, la niñera con más trucos de magia en el bolso, regresa a la gran pantalla para devolver la sonrisa a la familia Banks. Vientos del este y niebla gris nos anuncian que comienza una nueva aventura llena de azúcar, fantasía, animación y números musicales. Chim chim cherí, nuestra crítica de El regreso de Mary Poppins está lista justo para su estreno del 21 de diciembre.

Bajo el cielo de Londres

Londres, durante la Gran Depresión que asoló la ciudad después de la Primera Guerra Mundial. Ya no hay limpia chimeneas en los tejados de la ciudad y un joven farolero, de nombre Jack (Lin-Manuel Miranda), nos introduce en la historia en un claro guiño a la película original de 1964 en la que Bert, personaje que interpretaba Dick van Dyck, nos adelantaba la llegada de una niñera de fantasía. Hace 20 años que Mary Poppins no surca los cielos de la capital del Reino Unido y los corazones de sus habitantes están más tristes.

Sin embargo, los vientos cambiantes la harán regresar a la calle del Cerezo 17 para ayudar a Michael y Jane Banks, esos niños a los que una vez cuidó y que ahora son unos adultos con problemas. Michael se ha quedado recientemente viudo y no tiene dinero suficiente para criar a sus tres hijos: Annabel, Georgie y John, así como pagar algunas deudas acumuladas. Por su parte, Jane se ha convertido en toda una sindicalista por el derecho de los trabajadores.

En este contexto se desarrolla El regreso de Mary Poppins, una película que desde el principio deja claro que no es una simple secuela de la original. Se trata de un gran homenaje a la cinta que en su día dirigió Robert Stevenson, pero también algo nuevo, fresco, divertido y lleno de fantasía en cada plano, capaz de moverse entre la modernidad y el cine más clásico en un perfecto equilibrio.

Un musical lleno de color

Rob Marshall, director de los musicales Annie, Chicago, Nine o Into the Woods, nos invita a dejarnos llevar por la nostalgia y logra con El regreso de Mary Poppins una de sus películas más redonda. Es la tercera vez que el director, productor y coreógrafo trabaja para una gran producción de Disney, anteriormente ya lo hizo en Piratas del Caribe: en mareas misteriosas y la anteriormente citada Into the Woods en la que se rodeó de las estupendas interpretaciones de Emily Blunt y Meryl Streep, actrices con las que repite en la secuela de Mary Poppins.

Precisamente, una de las grandes dudas sobre la película de Disney era si Emily Blunt iba a ser una buena sustituta de Julie Andrews y la verdad es que hace una interpretación excepcional, creando un personaje más cercano a las nuevas generaciones. Blunt sabe sacar todos los matices del personaje con oficio, sentido del humor, autoridad y ternura. Una buenísima interpretación que ya ha servido para que esté nominada a los Globos de Oro y no se descarta que a los Oscar. Emily Blunt es digna sucesora de Julie Andrews, una Mary Poppins perfecta que te encandila desde el primer momento.

La actriz británica lleva a sus espaldas todo el peso de la película, aunque no está sola. Las buenas interpretaciones y la química con el resto del reparto que forman Lin-Manuel Miranda, Ben Whishaw, Emily Mortimer, Julie Walters, Colin Firth, Meryl Streep y los niños Pixie Davies, Joel Dawson y Nathanael Salehhace, hacen que la película fluya perfectamente con momentos de lo más carismáticos.

Centrándonos más en los aspectos técnicos, queda muy claro que Rob Marshall es un director curtido en el teatro y en grandes musicales porque en El regreso de Mary Poppins es capaz de transmitir emociones tanto en las escenas más intimistas, como en las estupendas coreografías que bañan la acción. Chicago y Cabaret se trasladan al Londres de los años 30 para ofrecernos juegos de luces, sombras, lentejuelas y color.

Los bailes no hubieran sido lo mismo sin la eficiente banda sonora compuesta por Marc Shaiman y Scott Wittman, aunque hay que reconocer que no hay ninguna pieza que sea realmente pegadiza y con la que salgas cantando del cine.

Una de las cosas que más llamó la atención de la Mary Poppins de 1964 fue la mezcla de acción real y animación 2D. Siguiendo a la original, Rob Marshall y el equipo de producción decidieron que también estuvieran en El regreso de Mary Poppins.

De esta forma, nos encontramos auténticas escenas de fantasía en animación 2D que, como en el pasado, están dibujada a mano. Y, si teníamos poco clasicismo Disney y homenajes, los títulos de apertura en óleo están inspirados en el trabajo de Peter Ellenshaw, uno de los diseñadores más importantes de la factoría del ratón Mickey y el cine.

Dulce conclusión

El Regreso de Mary Poppins nos invita a no perder la inocencia, soñar a lo grande, sentir que todo es posible y mirar siempre hacia delante, aunque parezca que estamos en el peor momento de nuestras vidas. Una historia entrañable y familiar, digna heredera de la original, con la que saldrás del cine rebosante de positivismo y multitud de buenos mensajes para los niños ( y adultos). Mágica y una de las grandes sensaciones del año 2018.

  • Lo mejor: La química de todos los actores, especialmente Emily Blunt y Lin-Manuel Miranda. Respetar con gran cariño la película original y, al mismo tiempo, ofrecer algo nuevo al espectador que ya conoce a la niñera. Algunas de sus coreografías al estilo Chicago y Cabaret. Los cameos de actores veteranos y muy queridos por los fans de Disney.
  • Lo peor: No tiene ninguna canción que marque especialmente al estilo de Supercalifragilisticoexpialidoso o Con un poco de azúcar. La aparición de Meryl Streep es casi anecdótica, aunque está soberbia, como siempre. Su personaje toma el relevo del tío Albert de la primera parte.